Esta mañana, me desperté junto con los demás, pero hoy era diferente, los veía partir, y ya tenía tomada la decisión de bajar a Ponferrada, en taxi, y desde ahí tren a León, y a casita. Me dio mucha pena cuando los despedí desde la ventana, dos kilómetros arriba les esperaba la Cruz de Ferro.
Al bajar a desayuna, Thine (hasta ahora había sido Tina), me comenta que va a subir hasta el alto, para dejar la piedra que trae de Dinamarca, y hacer unas fotos, decido no acompañarla, ya que no me veo muy seguro en el apoyo. Mientras tomo el café, me planteo subir a hacerme una foto, ya que estoy aquí y a tan solo 2 km, despacito quizás llegue.
Me calzo las botas, y piano piano, para arriba del monte Irago, el día estupendo, las vistas grandiosas, me voy animando, veo que si hago el paso más corto, el dolor es menor, así que al llegar arriba y reflexionar un rato, decido darme la enésima oportunidad y bajar a Ponferrada, descansar y mañana intentar pasar la etapa hasta Villafranca del Bierzo, si no puedo me marcho a casa. En el taxi de bajada a Ponferrada, me acompañan Thine y Kristin, danesa y alemana, me han pedido por favor que les haga de interprete con el taxista, así que compartimos gastos y pena por no poder andar, pero hacemos propósito de estar todo el día con el pie en alto y aplicando hielo.
Llegamos a Ponferrada sin novedad, tras dar cuenta de un suculento almuerzo, nos dirigimos hacia el alberque San Nicolás. Allí nos esperaba una grata sorpresa, tienen una fuente donde poder meter nuestros doloridos pies. Aquí Thine, me consigue las tan deseadas Voltaren, un antiinflamatorio, el Ibuprofeno para mí ya es como el agua, que hará maravillas con mi maltrecha pierna. El resto del día, lo paso haciendo vida monacal, de la fuente a la cama a poner el hielo y viceversa. Mañana espera la prueba de fuego, veremos si puedo andar. Cada día me acuerdo un poco más de lo que deje en el pueblo.
BUEN CAMINO.
No hay comentarios:
Publicar un comentario